TIEMPO AÑADIDO.
Este proyecto plantea una deconstrucción de las estructuras reglamentarias del campo de fútbol, una búsqueda de escalas ilegítimas y lugares con posibilidades subjetivas. Un tiempo extra donde abordar nuevos espacios de solidaridad y reflexión.
Llevo toda la vida viendo partidos de fútbol, la mayor parte, durante mi infancia y adolescencia. La pantalla retransmitía partidos cada semana. La calle y los recreos escolares servían para imitar las jugadas más comentadas por mis compañeros.
El espacio futbolístico había significado un lugar donde tenía cabida el juego, mi consciencia corporal y la de los otros. La práctica futbolística en el terreno de juego hacía reflotar mis dudas y mis miedos de cómo decidir llevar una pelota, de cómo generar actos creativos, regates, pases, estrategias de gol, asumir y calcular el espacio y, sobre todo, entender las escalas que ocupan los demás respecto al espacio de juego.
Pasados los años empecé a vincular el fútbol con otro tipo de escalas y otro tipo de conceptos que generaron mis primeros rastros de angustia frente al deporte “rey “.
Estos nuevos vínculos fueron generados a través de los medios audiovisuales.
Por un lado, las continuas comparativas entre superficie forestal quemada equivalente a campos de fútbol en serie.
Por otro, el hecho de la repetición insaciable de los medios respecto a lo que acontece en el “mundo futbolístico”:
Las retrasmisiones en directo y en diferido, los programas de índole futbolística, las informaciones mostradas insaciablemente de lo acontecido en el terreno de juego, el ensañamiento de las cámaras lentas que reiteran con desenfreno, desde numerosos ángulos, las posturas y desequilibrios de los futbolistas, la captura video grafica o la instantánea del momento preciso de una lesión grave, los gestos más íntimos de los jugadores fuera y dentro del campo.
En palabras de Angel Cappa (Ex entrenador del Real Madrid en los años 90) “Quizás la única cosa que esperamos extraordinaria en el campo ya no ocurre en sus estructuras”.